Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

octubre 31, 2007

Uy papi, esos colmillitos

Mi primer amor fatal no fue un Patán. Fue un vampiro, que es algo parecido, pero no es igual. Es una especie de Patán, pero con cholle, con estilo. Un Patán que no es ordinario, pero no por eso es menos atractivo.

Los viernes en las noches Mimí veía un programa de un tercio a un Drácula moderno, que vagaba por las universidades gringas buscando algo que no me acuerdo. “Cerrá los ojos para que no te asustés. Dormíte” me decía. Desde la primera vez que lo vi, no podía dejar de tenerlos abiertos.

Me atraen tanto como me aterrorizan. Es una sensación de placer que desencadena el miedo primitivo que me provocan, incluso cuando no enseñan los colmillos ni están guindados del pescuezo de alguna gringuita inocente. Son mi primer terror, lo que temo en los cuartos oscuros en el segundo antes de prender la luz.


No hay vampiro feo. Desde Bela Lugosi hasta George Hamilton (Love at the first bite), pasando por Gary Oldman (mi favorito, Drácula 2000) y hasta el mismo Antonio Banderas (Interview with a vampire). El día que Daniel Day Lewis o Jeremy Irons acepten el papel, me convierto en gótica y voy disfrazada al estreno.

Cada uno, en su estilo, ha sabido mantener los elementos del peligroso atractivo que ejerce un vampiro:

Su elegancia clásica, chic-europea, con sus gestos cuidadosos y sin embargo varoniles, el pelo oscuro, lacio, un poco largo, el pico de viuda en la frente, la capa roja y larga, su traje entero.

Ese algo exótico, su acento tan fuerte, la promesa de idiomas magyares, rumanos, la visión de castillos y Cárpatos, la inclinación leve de la cabeza cuando pronuncia con erRes muy marcadas “guT ivvvningg” y esa cultura de noble añejo, que se trae en la sangre – la propia- y no la da algún podrido colegio privado.

Y a la vez, su innegable tragedia. Esa tristeza profundamente antigua, el dolor de saberse eterno. Su furia con Dios. Ese susurro ajeno que me induce a querer a abrazarlo, a protegerlo, a salvarlo.

Es un hombre atormentado. Y a mí me encanta.

Hace poco llegó a la oficina un cliente belga, de madre húngara que cumplía, de cuerpo entero con todos los requisitos. Todos. Y encima, guapísimo. Yo, que soy la hablantina del grupo y además la traductora simultánea cuando hace falta, quedé absolutamente mesmerizada como dicen allá en el norte y solo podía contemplarlo, mientras él hablaba. Yo no podía evitar sonreírme a cada rato. Yo perdía a cada rato el hilo de la conversación. Mis compañeros me pateaban por debajo de la mesa.

El quería saber de deudores y juicios. Yo, de lo que le pasaba en las noches solitarias de luna llena.

Si me hubiera atrevido, tal vez le hubiera pasado un papelito que dijera algo como “venga para que me encaje …” los colmillitos, obvio.

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octubre 30, 2007

Causal de divorcio

Hubo una vez una mujer que se quería divorciar de su marido. El juez, de puro chismoso, quiso conocer los detalles escabrosos exigiendo saber a qué se refería exactamente con eso de “diferencias irreconciliables”.

Tal vez ella lo dijo lo que dijo por salir del paso. Tal vez resumió el desierto de cariño y abandono en el que había vivido. Tal vez quiso ser irónica, sarcástica, sardónica, burlista o simplemente comemierda. Tal vez quiso aprovecharse del estilo de él, esa pinta tan gótica y poco convencional y de sus obras, algunas de ellas con títulos tan sugerentes como “Welcome to my nightmare”

“El es incapaz de hacer una canción de amor”- dijo.


Al día siguiente, él, que se oponía a la separación, tenía que declarar y hacer el descargo de esa insensibilidad de la que se le acusaba. Llevó su guitarra y cantó su evidencia, compuesta la noche anterior:




Así hasta yo.



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octubre 26, 2007

My life without me

Hace unos meses, un amigo, me llamó como tres o cuatro veces al celular; hasta que le respondí. Estaba sosteniendo el llanto: “Sole? Gracias a Dios…” y se soltó, como un chiquito.

Cuando pudo hablar, me contó había una presa infernal en la radial de Santa Ana, peor que la de a diario. Que era claro que había habido un accidente, como siempre. Que conforme se fue acercando, vio un carro, azul cobalto, un pitufito. El mío. Frenó en seco. Los tráficos lo pararon y le dijeron que el conductor estaba muerto, prensado, que no lo habían identificado. Mi amigo me llama. Los paramédicos confirmaban que la persona en el carro había muerto del impacto. Segunda llamada. El tránsito pedía el equipo hidráulico y llamaban a la morgue. Tercera llamada. La policía le preguntaba si conocía al conductor, si los podía acompañar a reconocer el cuerpo. A la cuarta llamada, yo contesto. Por un momento, él no supo si se lo estaba imaginando. Yo pienso en ese día como el día que yo había muerto. Sin saberlo.

Hoy, a las 6 de la mañana, por cosas de trabajo, fui parte de una escena de sucesos. Un peyó se destrozó contra un camión. La lata quedó en colochitos. El airbag se reventó, llena de sangre. El chofer, de 26 años, murió en el lugar. Una hora antes, salía de dónde la novia, con la que se iba a casar en un mes, la que 3 horas después se arañaba la cara con las manos al otro lado de la acera mientras levantaban el cuerpo.

Llegaron amigos del chofer del camión. Hombres rudos, de trabajo, camioneros. Se abrazaban a él en una esquina para que pudiera llorar. Le repetían que no estaba solo, le buscaban una sombra, un poco de agua, los papeles del carro, le ayudaban a firmar un parte tras otro. "Tranquilo. No está solo".

Los vecinos riñas apedrearon al OIJ porque cubrieron con plásticos blancos la privacidad de la muerte y del cuerpo-destrozo del muchacho. Me amenazaron de “cuidao se encuentra un día con la boca rota” por pedirles que se retiraran. Los peatones tomaban fotos con sus celulares mientras un tráfico les pedía, inútilmente “Respeten, no ven que ahí está la familia”. Las mujeres y algunos hombres se secaban las lágrimas que se salían, involuntarias, por un desconocido. Alguien dijo, como decía Mimí siempre “Pobre madre…su muchacho…”

Yo andaba trabajando. Hice un buen trabajo, mi reporte, dejé todo listo y en orden. Me fui con el último tombo. No conocía a ninguno de los 25 que coincidimos por esa catástrofe y que, a como está la cosa, viven esto todos los días. Me pregunto si ellos se sentirán tan tristes, tan vacíos, tan vulnerables como yo me siento. O si ya ni eso.

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octubre 24, 2007

Encuentre las diferencias Pecos/Buffalo Bill

Buffalo Bill's
defunct
who used to
ride a watersmooth-silver
stallion
and break onetwothreefourfive pigeons justlikethat
Jesus
he was a handsome man
and what I want to know is
how do you like your blue-eyed boy
Mister Death

EE Cummings


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octubre 16, 2007

En el ascensor

Deben haber sido como las 4 de la tarde. Me subo al ascensor y espero. El cierre de las puertas se interrumpe de repente. Entra un señor mayor, canoso, elegante, de traje entero impecable. Parece salido de alguna película de los años cuarenta, con todo y Gardel y tango.

Intercambiamos los gestos ligeramente forzados de saludos leves a extraños. Empieza el ascenso lerdo, hidráulico. Él mira al techo, exasperado. Descubre el globito negro, disimulo ridículo de la cámara de seguridad del edificio. Baja los ojos. Sostiene su maletín ejecutivo. Y me dice, con la mirada fija en sus zapatos:

Apenas para que nos vean besarnos”

Así, como de libro: “Besarnos”. No “darnos un beso”, no. Ni siquiera pidiéndolo. Besarnos. No “yo a vos”, con o sin permiso. “Besarnos”, me dijo, como en algo entendido, muy cerca, muy íntimo.

Se abren las puertas y él sale sin mirarme siquiera y desaparece en cualquier oficina.

No se fija que yo estoy sonriendo.

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octubre 12, 2007

Día de la raza

Para el acto cívico del día de la raza, no había quite: a mí me tocaba ser india. Desperdiciar piel morena, ojos negros y pelos lacios hubiera sido un pecado. El traje se hacía se algún saco viejo de gangoche y Ella pasaba la noche haciéndome un penacho muy americano. Yo no quería usar sandalias, porque los dedos mis pies eran (y siguen siendo) muy largos y raros. Y andar descalza, menos. Era una indita simpática de tennis rosadas.

Casi nunca me tocaba decir nada. Solo sonreía, extendiendo las manos y abriendo los ojos muy grandes, cuando me ofrecieran collares de plástico y espejos de cartón con papel aluminio. Esa era la clave para sacar las cajas forradas en papel dorado y tirarlas a los pies de los españoles, tratándolos como dioses.

Nosotros, los hijos del mestizaje, cada año volvíamos a cambiar oro por cuentas de vidrio. Celebrando en lugar de conmemorar. Todos, soñándonos blancos, católicos y españoles. Ajenos a malinches, genocidios, destrucciones y catástrofes. Ignorantes de pasados y culturas.

Entonces no nos daba vergüenza.

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octubre 10, 2007

Lo que llevo, a dónde y cómo lo llevo

i carry your heart with me
(i carry it in my heart)
i am never without it

E E Cummings

Aquí, la versión completa. Me conmueve la parte de:

here is the deepest secret nobody knows
(here is the root of the root and the bud of the bud
and the sky of the sky of a tree called life;which grows
higher than soul can hope or mind can hide)
and this is the wonder that's keeping the stars apart

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octubre 08, 2007

Aquí se queda la clara... (A 40 años de su caída)

Ay paisito, mi corazón está llorando*

En el fondo de la caverna, no hay celebraciones ni euforias. Ni siquiera un “Qué rico!” o un trago con brindis al triunfo. Dejan salir el aire de la respiración contenida por el susto. Comentan que no están alegres, apenas tranquilos y que se ganó por poquito, aunque con una diferencia mayor de votos que en las últimas elecciones presidenciales. Las frases favoritas son construir puentes y pasar páginas.

Anoche, la llamada a reconciliación del presidente y su sonrisa, resultan chocantes cuando las cámaras enfocan a su lado a Kevin Casas, que si salió con el rabo entre las piernas, seguro fue solo una confusión momentánea.

Ahora nadie sabe cómo se vuelcan en 3 días 15 puntos porcentuales. La peor excusa es que nunca existieron. La mejor razón, que cundió el pánico.

Sí hubo ingerencia venezolana. Los enemigos de Chavez exiliados en Costa Rica se unieron a las tiendas del Sí, espiando dentro de las escuelas, provocando al “enemigo”, empeñados en prevenir que su país de asilo corra siquiera el riesgo de convertirse en otra Venezuela. Esta Isla lo vio. No me lo contaron.

Se rumora que ayer, al filo de las 8 se convocó una reunión de emergencia, con todo y fuerza pública en una institución del Estado. Se sabía ya del gane del Sí y se escuchaban amenazas de rechazar los resultados, por la fuerza. Los representantes del Sí asistieron a la convocatoria, en sus propias palabras “cuiteados”.

Mi hermano me dice con dolor que en el ICE hay ambiente de funeral, muy dolidos, que nadie dice nada. Sin pretender herirme, me pregunta con su inocencia de hace muchos años si en mi oficina dieron de premio el día libre.

Canal 7 estrena set y aparentemente memoria. Hoy Ottón Solís ya no es el estadista brillante y previsor de la semana pasada. Es el necio que insiste en lanzarse y no entiende que los resultados de los votos es una invitación al retiro. Ahora sí se le le reprocha y recrimina en público.

Para cada base, Un millón de colones en efectivo en la bolsa por si hace falta algo. Una planta eléctrica, que llega en su propio remolque. Comida para 15 personas aunque solo habían 3 trabajando. Cupones de gasolina. Rutas de buses que harían de San José una ciudad públicamente transitable. Laptops para buscar en los padrones. X-5 al servicio de la señora que iba a votar en Calle Fallas, con su dueño, el señor Gerente, de Chofer. Baños de cabina propios. Radio comunicadores. Cientos de camisetas por puesto. Algo está podrido.

Conozco a muchas personas que hubieran preferido no haber tenido que llegar a esto. Que votaron por una u otra opción porque no había forma de hacerlo por partes. Que no son hijos de papi ni mantenidos de nadie. Que vienen de la clase media, con los dos papás que trabajan, que tuvieron en algún sector de la formación educación pública (casi toda universitaria), que trabajan por su capacidad y no por influencias. Que hoy no están felices, a pesar de que votaron por el sí. Que me recuerdan mucho aquello que un cobarde es un valiente con esposa y cuatro hijos.

Hoy el clima amaneció como el ánimo nacional. Llorvió toda la mañana.

Este proceso sacó lo peor del facho que llevamos dentro.

Otro día les cuento de mis aventuras del día del referendo.

*Frase de una canción del grupo uruguayo Los Olimareños.

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octubre 05, 2007

Bobemaize pre Domingo 7

Nota: Los bobemaize son cuentos de la abuela en la tradición judía. Algo así como las leyenda surbanas que todo el mundo quiere escuchar y peor aun, creer. Desde lo profundo de la caverna les traigo lo más selecto de las bobemaize pre referendo, advirtiendo lo evidente: No todas son reales, parcial o totalmente. Si siente la urgencia de anotarme en el padrón de uno y otro lado o de mandarme a la mierda, por favor escoja en cambio reírse. Le hará bueno alivianarse. No se lo tome en serio.

Que en la manifestación del No, de cada seis almas, una era un perro y tres menores de edad, así que no hay de qué preocuparse.

Que la avioneta que sobrevoló la manifestación en realidad llevaba una cámara escondida de esas de la CIA que son un chuzo y tomaron fotitos de cerca de todos y los identificaron con el iris del ojo y tiene la información guardada en la DIS para cuando haga falta.

Que la Alianza del Sí hoy estaba llena de empresarios y dueños, en estado de pánico, preguntando para qué eran buenos y ofreciéndose incluso a la menesterosa labor de ir a comprar arroz chino y Coca Colas, renunciando dadivosamente a los tiquetes de gasolina y proyectando intención de voto en las laptops, para que vean que de este lado también hay mística y solidaridá.

Que el INS es un esbirro del SI, porque usa la palabra SI en su lema de “En el INS nos encanta decir que SÏ” y en sus anuncios una águila calva en una clara alusión a su deseo anexionista a la Yunai.

Que la Cervecería se ponga viva, porque si gana el No tendrá que cambiar sus tradicionales y muy teutonas águilas imperiales por come maíces o yigüirrillos para no perpetuar ese entreguismo avergonzante de las soberanías etílicas nacionales.

Que nadie se explica como el mae de Unimer no es el primero que inaugura la larga lista de desempleados víctimas del gane del No, sobre todo considerando que reconoció que ponderó mal los cantones y que encima en Guatemala se peló el nance al pronosticar un gane por 14 puntos y el ganador en la encuesta quedó en un honroso pero perdedor segundo lugar.

Que Eva Carazo ya creció como para salir de chica universitaria en el debate de canal 13, que aquello era como ver a Shirley temple de 15 años haciendo papeles de chiquita de cinco.

Que Canal 7 se volcó porque se le hache achí de lo que tendrá que pagar por uso del espectro radioeléctrico para todo el biznez.

Que La Nación publicó la encuesta del derrotismo porque la muy traidora solo le interesa vender periódicos y no toma en cuenta el guindo al que lanzó a cientos de fieles seguidores del Sí.

Que desde que se publicó la encuesta, los del Sí renunciaron a paseos a la playa o excursiones de shopin’ y se han dedicado a spammear a amigos y conocidos con correos conmovedores que llaman a la protección de la patria y del sistema. No a convencer indecisos.

Que Villasuso estrenó palopiso, se llama Otto Guevara, que todo lo dizque guapo y el toquecillo agringado que usa para la sílaba –ción, como en na-ción, elec-ción, situa-ción, es producto del alienamiento y le da un cierto aire coqueto.

Que el Diario la Extra se merece el Pulitzer y el Premio Nobel de lo que sea por insistir en que hay empate técnico.

Que los meseros de los restaurantes popof están alzados y responden todos que van a votar por el no o que se lo reservan porque el voto es secreto cuando los comensales encorbatados preguntan cómo anda la cosa, porque les ha dado por hacer sus propias encuestas callejeras.

Que dicen que andan diciendo que en las empresas muchos gerentes dejaron de lado respetos, porque la vara se puso horrible y se le habló claro a la gente de qué es lo que se está jugando. Y si no entendieron, pues lo siento, pero les toca bretear el domingo. Sin amenazar a nadie, claro. Para eso hay abogados que revisan comunicados.

Que hay que ir escogiendo a cuál país nos vamos exiliados. A la suscrita, en lo personal, no me hace mucha gracia los países que tengan nieve o invierno.

Que las textileras ticas, con TLC, pueden hacer mierda a los chinos. Que hay que llevar a votar hasta el perico. Que esto no se acaba hasta que se acabe.

Que hay resucitar a don Pepe para que a apunta de fuetazos de palos de guayaba ponga orden entre este aterro de malcriados.

Que a Galeano alguien lo embarcó cuando le pidieron el mensaje que envió, porque que se sepa, la abolición del ejército no fue decisión de referendo o de opinión popular, si no la decisión unilateral del líder de la revuelta popular que triunfó (por dicha) en la guerra civil y se hizo del poder a la fuerza.

Que al menos todo esto sirvió para que mostraran la cara los rojos recalcitrantes y que si gana el Si habrá que tomar medidas al respecto.

Que cuando Alberto Trejos dice con vehemencia que sería una tontería votar por el No, lo dice de cariñito, sin ánimo de ofender o descalificar a nadie.

Que el Patán está a cargo de la escuela donde vota la Sole y ya pidió silla plegable, hielera con birra, cigarros, La Nación y por favor que lo acompañen un ratito durante el día.

Que la Sole está agotada y desgastada con todo este trajín y peliadera de mierda. Que ha sido doloroso llegar a una conclusión de lo que le dice el corazón, el cerebro, la billetera y la responsabilidad social y sigue el consejo sabio de que el voto es secreto, sin engañarse, escogiendo lo que para ella es lo menos malo.

Que el 7 de octubre se acaba el mundo, el país, el mito, la Costa Rica que conocemos y eso nos tiene a todos el alma marchita.

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octubre 01, 2007

Girasoles

Salimos a recreo y todos corren a guindarse en las ramas de los cipreses para jugar de casita. Yo no, porque nunca aprendí a subirme a un árbol. Camino con mis botitas ortopédicas hasta el convento, que tiene atrás un jardín con un bosque de girasoles gigantes. Me deslizo entre las rejas y me interno en la sombra fresca de los pétalos, verdosamarillamente clara. Afuera, el zacate rechina con el sol de las nueve y media. Esteban Castro reclama que no quiere ser el papá porque lo agarran a besos y eso a él no le gusta. Me planto en el centro y miro desafiante al cielo. Dicen que esas flores se mueven con el sol y yo las quiero ver girando. Insisto hasta que veo todo negro y aparecen puntitos coloridos o hasta que suena la campana. Lo que ocurriera primero.

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