Esto de resentirse
Resentirse debe ser parte de eso de ser muerdequedito que tiene uno. Viene con el paquete de tener domicilio o cédula costarricense. Mi abuela decía come santos, caga diablos. Y hay un tipo que yo conozco que me cae muy mal, pero sumamente pintoresco al hablar. El dice: matalascallando.
Porque cuando uno se resiente, en el fondo, todos sabemos que no tenemos motivos reales. Uno, el resentido, sabe que es una chineazón por la que uno se resiente. Es decir, no hay motivos, porque si los hubiera, manda uno al causante a la mierda y se lo dice en medio de grandes aspavientos, como decía Calufa. Supera la simple broma, esa serruchada de piso o choteo tan tico, porque le toca a uno una fibra adentro.
Uno se resiente porque le tocaron un capricho que uno sabe que es un capricho. SY se resiente porque en una relación cercana, pretendemos que nos respeten y comprendan esas pequeñas neurosis que uno se anima a mostrarle a otro cuando le agarra mucha confianza. Por eso, cuando uno se resiente, no se emputa, no. Uno se siente vulnerable.
El resentido nunca enfrenta: hace chompas. No aclara las cosas, le hace ojos de … de eso, de resentido al causante.
Cuando uno se resiente (nótese lo reflexivo del verbo, como cursearse), el protocolo indica que se sigue el mismo camino de un chisme: se le cuenta a todos “toy resentido” menos al causante, que con surte ni sabe qué fue lo que hizo. Cuando el causante se da cuenta que hay silencios hostiles, respuesta de si/no/no sé, chompas y miradas lánguida, y pregunta qué es lo que sucede, debe estar preparado para recibir solamente “estoy resentido”. El resentimiento supone que el causante debe saber qué fue lo que causó la situación.
Uno se resiente con quien quiere, pero con quiere de verdad. Si uno se resiente con el amigo con derecho (fucking buddy para los globalizados), es señal de alerta que se está pepiando.
La palabra lo dice: re-sentir. Lo que me hiciste, me hace sentir doble, dos veces, me llega más, porque viene de vos. Y me duele. Me pone triste. “Se me da mucho” dice alguna gente. No es lo mismo que el despecho ni la comedera de carbón. Tampoco incita a la venganza. Provoca más bien pedir consuelo. Y tal vez podría concursar como un antónimo de la indiferencia. Y se parece un poquito a la melancolía, a la nostalgia, auto impuesta, eso sí, y de fácil cura.
Del resentimiento de este tipo- no del social- uno se cura como si tuviera por cerebro un garbancito. A veces basta que te pidan perdón, así, muy sentido. A veces con un arroz chino, con que te saquen una sonrisita, con un abrazo, con que te toquen una mano, con que te lleven a comer un helado. Mi amigo Willy, ante situaciones de resentimiento, extendía su dedo meñique en son de paz. Y yo se lo tomaba e inmediatamente dábamos por terminado el episodio, sin rencores. Recurrimos a los mecanismos de la infancia, porque cuando uno se resiente, probablemente hace regresiones, porque al que lastiman es al niño que uno lleva adentro. Lo peor que te podría pasar es perder a alguien, por algo tan tontillo como resentirse.
Hay grados de resentimiento: está el pura vida, que no se arruga con nada. El normal, que se resiente de acuerdo a sus propios cánones y del delicuita, que por cualquier mierda ya se resiente. Este último tiene el riesgo de llegar a aburrir a los demás y ser evitado socialmente. Caso aparte son los resentidos manipuladores, pero eso es otro cuento.
Me pregunto si otros hispanoparlantes se resienten. O si del todo no tendrán esas medias tintas que tenemos nosotros. Los chilenos “se sienten” pero suele ser por cosas mucho más graves que las que nos planteamos nosotros para enchompiparnos. En inglés, no sé, pero se me ocurre resentirse no se equipara al “you hurt my feelings”. Nosotros no reconocemos que tenemos sentimientos, así, abiertamente. Siempre necesitamos dar como cuatro vueltas. Y es que después de todo, al buen entendedor, con pocas chompas le cae la cuora.
Porque cuando uno se resiente, en el fondo, todos sabemos que no tenemos motivos reales. Uno, el resentido, sabe que es una chineazón por la que uno se resiente. Es decir, no hay motivos, porque si los hubiera, manda uno al causante a la mierda y se lo dice en medio de grandes aspavientos, como decía Calufa. Supera la simple broma, esa serruchada de piso o choteo tan tico, porque le toca a uno una fibra adentro.
Uno se resiente porque le tocaron un capricho que uno sabe que es un capricho. SY se resiente porque en una relación cercana, pretendemos que nos respeten y comprendan esas pequeñas neurosis que uno se anima a mostrarle a otro cuando le agarra mucha confianza. Por eso, cuando uno se resiente, no se emputa, no. Uno se siente vulnerable.
El resentido nunca enfrenta: hace chompas. No aclara las cosas, le hace ojos de … de eso, de resentido al causante.
Cuando uno se resiente (nótese lo reflexivo del verbo, como cursearse), el protocolo indica que se sigue el mismo camino de un chisme: se le cuenta a todos “toy resentido” menos al causante, que con surte ni sabe qué fue lo que hizo. Cuando el causante se da cuenta que hay silencios hostiles, respuesta de si/no/no sé, chompas y miradas lánguida, y pregunta qué es lo que sucede, debe estar preparado para recibir solamente “estoy resentido”. El resentimiento supone que el causante debe saber qué fue lo que causó la situación.
Uno se resiente con quien quiere, pero con quiere de verdad. Si uno se resiente con el amigo con derecho (fucking buddy para los globalizados), es señal de alerta que se está pepiando.
La palabra lo dice: re-sentir. Lo que me hiciste, me hace sentir doble, dos veces, me llega más, porque viene de vos. Y me duele. Me pone triste. “Se me da mucho” dice alguna gente. No es lo mismo que el despecho ni la comedera de carbón. Tampoco incita a la venganza. Provoca más bien pedir consuelo. Y tal vez podría concursar como un antónimo de la indiferencia. Y se parece un poquito a la melancolía, a la nostalgia, auto impuesta, eso sí, y de fácil cura.
Del resentimiento de este tipo- no del social- uno se cura como si tuviera por cerebro un garbancito. A veces basta que te pidan perdón, así, muy sentido. A veces con un arroz chino, con que te saquen una sonrisita, con un abrazo, con que te toquen una mano, con que te lleven a comer un helado. Mi amigo Willy, ante situaciones de resentimiento, extendía su dedo meñique en son de paz. Y yo se lo tomaba e inmediatamente dábamos por terminado el episodio, sin rencores. Recurrimos a los mecanismos de la infancia, porque cuando uno se resiente, probablemente hace regresiones, porque al que lastiman es al niño que uno lleva adentro. Lo peor que te podría pasar es perder a alguien, por algo tan tontillo como resentirse.
Hay grados de resentimiento: está el pura vida, que no se arruga con nada. El normal, que se resiente de acuerdo a sus propios cánones y del delicuita, que por cualquier mierda ya se resiente. Este último tiene el riesgo de llegar a aburrir a los demás y ser evitado socialmente. Caso aparte son los resentidos manipuladores, pero eso es otro cuento.
Me pregunto si otros hispanoparlantes se resienten. O si del todo no tendrán esas medias tintas que tenemos nosotros. Los chilenos “se sienten” pero suele ser por cosas mucho más graves que las que nos planteamos nosotros para enchompiparnos. En inglés, no sé, pero se me ocurre resentirse no se equipara al “you hurt my feelings”. Nosotros no reconocemos que tenemos sentimientos, así, abiertamente. Siempre necesitamos dar como cuatro vueltas. Y es que después de todo, al buen entendedor, con pocas chompas le cae la cuora.
9 Comments:
No te hubieras resentido... me hubieras llamado, me hubieras dicho "hoy es mi cumpleaños, carepí..., y te llamo para que me felicités, hediondo malparido que te olvidaste de tu amiga", y todo superado. Ja.
Ya en serio, yo creo que la gente de todo el mundo se resiente, aunque no tenga una palabra específica para expresarlo. Esos ojitos de resentido son universales; los pucheros, las chompas y las respuestas monosilábicas están globalizadas desde antes de que el concepto de globalización existiera.
Y creo que te faltó una categoría de resentido, que es más grave que el que se resiente por cualquier mierda. Es el que se resiente por cualquier mierda, y lo saca todo de proporción, no volviendo a hablarte por años, para luego buscarte con el rabo entre las piernas y volver a iniciar el ciclo. No les tengo nombre, pero desgraciadamente conoco unos cuantos...
10:13 p. m.
yo casi siempre soy la causante, y el noventa y nueve porciento de las veces no tengo ni la más pálida idea de qué carajos hice o dejé de hacer para que se me resintieran. soy una concha, obvio.
por otra parte creo que no me resiento porque lo considero ineficiente y requiere mucho tiempo y esfuerzo. si me enojo lo sabrás, posiblemente a todo volumen y con todas las razones. no tengo paciencia para andar haciendo trompas.
10:47 p. m.
Dean: Pos nada, eso no me resiente. Tu comentario me recuerda que cuando uno se resiente se le altera la memoria. A las 48 horas de resentido se te olvida porqué te resentiste.
Esos resentidos por años regresan porque ya no se acuerdan porqué se resintieron to begin with. Son una pega. De chorizo.
Itz: en efecto el predisponente del resentimiento suele ser "concho!" o "desconsiderado!" o "grosero!". Los despistados suelen ser víctimas injustas de semejantes reclamos.
10:01 a. m.
Coincido en que hay sentires que son universales, escenas del desencanto que se repiten. Lo que si debe ser bastante exclusivo es la extraordinaria capacidad para andar por las ramas cuando se trata de decirlo directamente (porque entonces los que vuelan directo al punto también califican como conchos).
6:28 p. m.
ja, qué grande calufa!
10:53 a. m.
Yo experta en resentimientos,mi hija adolecente todo los dias se reciente conmigo, y yo no me entero que hice o deje de hacer en fin..en meditando en la palabrita resen timiento. Es como decis Sole doblemente sentimientos.
1:22 p. m.
Posiblemente fue uno de los choques culturales que tuvieron que vivir mis papás, porque el origen del resentimiento está en parte en esa conducta majadera y autodestructiva que tenemos por acá en Costa Rica de no decir las cosas, o más exactamente, de no contar la historia completa. Que es posiblemente la razón por la que decís que allá se sienten por cosas más "jevi".
8:07 p. m.
No pude dejar de pensar mientras leía esto en las expectativas que una se hace con la gente...a partir de ahí todo ese rollo. Esa falta de entender que el otro o la otra tiene libertad total para ponernos o no atención.
9:40 p. m.
Di es que eso de que debés ser incondicional con todo el planeta, pos mejor meterselo por donde mejor a uno le quepa. El poder, el poder, el poder, un doble sentido, sin casi sentido.
8:54 a. m.
Publicar un comentario
<< Home