Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

junio 02, 2008

El Clavel Negro

De pelotera, me enagalané con mi camiseta de Salvador Allende, fuerte saco rojo y me fui con el Antídoto al estreno de ”El Clavel Negro”.

De camino me imaginaba las hordas henchidas de orgullo por su historia, los comprometidos sociales locales, la juventud, y en general, cualquiera al que le ofenda la grosería esa de pasarse los derechos humanos por el arco del triunfo; así que me puse majadera con que compráramos (yo no, el Antídoto), las entradas por adelantado y que llegarámos temprano para asegurar buen campo.


Éramos 4 gatos. De esos, 2 el Antídoto y yo, más jóvenes que el resto de la concurrencia, me atrevería a decir que 35 años, o sea, lo que lleva de haber ocurrido el golpe militar en Chile.

Pasé de nuevo por el fenómeno ese de soy invisible. Me pasié por todo el cine, haciéndome la que buscaba a alguien, para que los otros dos gatos vieran mi camiseta. De nada sirvió. Nadie siquiera sonreía. Aquello eran los preparativos de un funeral. Eso ya lo había visto yo antes. No sé si los chilenos fueron los que sufrieron más con la dictadura militar en su país. Lo que sí sé es que lo siguen viviendo con una profunda tristeza. Algún día contaré las razones que se me ocurren a mí que existen para eso, pero eso es enano de otro cuento.

Me atiborré de palomitas durante los adelantos de coming attractions, convencida que una vez iniciada la peli, yo también me largaría a llorar y no podría bajar ni medio sorbito de Coca.

De la película salí furiosa y sin una sola lágrima. A uno le dicen que es basada en hechos reales, lo que no le dicen es que esos hechos reales fueron totalmente distorsionados a lo chancho chingo. Al embajador de Suecia lo presentan como un hombre solitario, obsesionado por una mujer judía que lo traicionó en Berlín y por eso, mujeriego hasta más no poder, en busca de su redención arrasando con medio Chile: entre más revolucionarias, mejor. Además, le atribuyen parte de su acto heroico de sacar a cientos de personas del Estadio Nacional a la ayuda del milico bueno. El milico que no existió en el golpe militar, no porque no los hubiera, no. Si no porque los mataron después de torturarlos salvajemente como en los primeros cuatro días, igual que al padre de la presidenta Bachelet.

Las escenas dizque fuertes, en el Estadio, parecen un domingo cualquiera con 20 viejos esperando que empiece un partido. No hay imágenes de ese país partido en dos, de la tristeza, de la solidaridad, de lo vivido. Se ve como está Chile hoy: ofensivamente business as usual, donde a un par de pelilargos revoltosos les sacan la cresta en un Estadio y todos los demás, siguen en lo suyo, nada más teniendo cuidado al pasar por La Moneda destruida para no resbalarse en los escombros.

Harald Edelstam fue un hombre realmente valiente, que llegó a Chile con toda su familia como embajador de Suecia. Consciente del poder y la protección que le daba su condición diplomática, arriesgó su vida para salvar a personas que no conocía, en el Estadio Nacional, en la embajada de Cuba, al asistir al funeral de Pablo Neruda, al recibir refugiados en su embajada, al negarse a mirar hacia el otro lado. El señor embajador es un ejemplo más de que uno, aunque gusano, puede convertirse en mariposa. O al menos que tiene uno ese potencial.

Por eso salí que me llevaba puta del cine. Porque me parece que no es justo con las víctimas ni con la verdadera historia ni con él. Y desde ese día, parezco lora embarrada de mierda, quejándome con todo el que me quiera oír y desde estas anchas alamedas.

Ayer me eché la hablada frente a mi suegro. Se sentó en un sillón y con aquel aguacero, empezó a contar “Yo recuerdo cuando el embajador sueco llegó al Estadio. Llegó con la Cruz Roja y prensa internacional. A nosotros nos tenían tomando sol. El Coronel Espinoza, que estaba a cargo del estadio, dijo que la Junta Militar, como acto de amistad, iba a entregarle al Gobierno de Suecia a algunos detenidos. Leyó una lista que dejó incompleta. Entonces el embajador le quitó el micrófono y rápidamente leyó casi el doble de los nombres. Espinoza se le fue encima a arrebatarle la lista Cuidado, Coronel- le dijo en español- que soy un diplomático con inmunidad. Y siguió leyendo. No me voy de aquí hasta que me entregue a toda la gente que mencioné. Todos empezamos a aplaudir. Ahí fue cuando se armó el pereque.”

Luego suspiró y siguió contando “el día que me llevaron al Estadio…

9 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Te estaba contestando que estoy de acuerdo, pero salió más largo de la cuenta...

Estoy de acuerdo.

12:50 p. m.

 
Blogger Solentiname said...

Pucha, que no me acordaba del suicidio de Allende. Ahí casi me paro en media sala y hago alboroto tipo estadio Saprissa, recojo mis chunches y me voy. Pero no. Lo único bueno fue ver la acera de la casa de la abuela en la toma del Golpe, aunque fuera en circunstancias tan tristes.

1:42 p. m.

 
Blogger Unknown said...

¡qué agüevado! Igual voy a ir, a ver qué... pero haberte visto la camiseta puesta y después leer aquí es como de ponerse a llorar... aunque bueno, hoy puedo llorar sin parar. fijate.

4:44 p. m.

 
Blogger Luis Chaves said...

di, ya mejor ni voy.

5:46 p. m.

 
Blogger Solentiname said...

Caro, pues entre Indiana Jones o cualquiera de las cosas que se quemó en los estudios Universal y esta, se escoge esta Lo que me duele es que tuvieron la oportunidad de hablar de algo que se habla poco, a nivel mundial y se desaprovechó... igual que mi camiseta. Tiene 5 años y solo como 5 puestas. Yo me siento tan orgullosa cuando me la pongo...

Tetrabrik: depende. Si hay que escoger entre Hollywood y esto, con todos sus males, es mejor esto. Watch out for el acento dizque chileno de los hispano-parlantes de la peli!

5:58 p. m.

 
Blogger ilana said...

Sole, qué bueno que existan pelis como Machucha (la de Andrés Wood, claro que te acuerdas?) que de alguna manera no sé si más fiel a la realidad, pero sí más fiel al dolor humano, logran contar una historia que exprese esa división, ese horror ante un país al borde del abismo...

Acabo de ver (hace un par de meses)la documental de Ariel Dorfman que la pasamos en nuestro festival de cine, y a pesar de que me parece que quedó en el yoísmo personal, tuvo algunos momentos muy, muy emocionales, sobre todo, cuando ve las viejas cables cortadas de teléfono y reflexiona sobre el hecho de que cada una de esas líneas era la vida de como 100... y eran miles...

9:09 p. m.

 
Blogger Solentiname said...

Ila: Es curioso, porque Machuca muestra menos, pero a la vez muestra más. La vi en Chile en el año que se estrenó y seguí muy de cerca todas las noticias. Recuerdo que el pre estreno se le hizo a los exalumnos del colegio St george que vivieron eso y sobre lo cual se basa la peli y al salir, se agarraron a golpes entre ellos, discutiendo si así fueron o no las cosas. Dorfman, me encantaba. Pero hace poco leí una novela suya donde reniega de todo. Y entonces se me descascaró.

9:43 a. m.

 
Blogger Tomás Goic said...

Hay que entender que como toda película muchos de los hechos se tienen que cambiar para que sean más apta para su grabación.

Además recordemos que la película es sueca y en Suecia hay poca información de lo que hizo este embajador en Chile, a pesar de ser un diplomático de ese país nórdico, también hay que agregarle que aparentemente según unas personas me han comentado cuando se grabó dicha película en Chile mucha gente no tenía ni idea de que trataba la película que se estaba grabando por esos lados.

Con esto no estoy justificando el punto de vista tratado en esta película, pero aún así me parece muy valiosa la propuesta de esta película, al menos así lo creo, la película es buena y no hay que desmerecerlo, y con respecto de que en la sala había poca gente eso es fácil de entender, en Costa Rica no están acostumbrados a ver cine de verdad, si no está llena de efectos visuales y estilo Hulk no amerita ir a verla al cine, desgraciadamente así es la mayoría de las personas que se dicen amantes del cine, solo haga el recuento de las filas para ver Indiana Jones….da vergüenza!!!

Te mando un gran saludo….y por cierto supongo que la camiseta con la imagen de Salvador Allende la conseguiste en Chile porque aquí lo veo como imposible….yo la última vez que fui a Chile cuando tuve la oportunidad de comprarme una por desgracia andaba sin dinero y no la pude comprar.

6:12 p. m.

 
Blogger Solentiname said...

Tomás, bienvenido! Despúes de comentar la película con varios amigos, hemos llegado a la conclusión que tal vez alguien como yo no es el público meta. La mayoría de la gente quedó picada con quién sería el embajador e investigaron un poco más. Eso ya creo que es ganancia.

Mi suegraestaba en Chile cuando filmaron la película y ella vivió el golpe, muy de cerca. Cuando salió de la casa, se vio rodeada de militares y por un momento pensó que estaba viviendo un segundo golpe. Le costó entender que era una peli.

Finalmente, mis tres poleras de Allende vienen directo del Partido Comunista en Vicuña Mckenna. Por aquí en algún lado de este blog hay un post que se llama La Marcha, donde se aprecia la camiseta en toda su extensión

6:26 p. m.

 

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