El rostro de la muerte
El tétrico Príncipe del Estadio Chile está vivo, trabajando, con una vida normal. Nadie le ve la sangre que se le escurre de las manos ni las astillas de la guitarra de Víctor que tiene en las suelas de sus zapatos.
Quisiera tener la rabia de escribirle y decirle "Asesino!!. Yo sé quien sos!!" y citarle aquello de "Aunque nadie te mate, estás muerto".
Pero sobre todo, me da una tristeza profunda y recuerdo las muchas veces que caminé frente a esa dirección en Santiago y me pregunto con cuantos Príncipes sangrientos me tope en el metro, en la calle, en cualquier café tomando un helado.
5 Comments:
La misma sensación tengo cuando voy a El Salvador... ¿y este policía qué? ¿y este señorón cuánta sangre tendrá en sus manos "limpias"?... ¿cómo podrán mirarse al espejo estos cabrones? ¿cómo los seres humanos son capaces de asesinar, torturar y además, abrazar a sus hijos?
11:22 a. m.
Me pone la piel de gallina... lo que me pregunto también... pero la gente es capaz de cometer actos atroces con la ideología que les borre el aparáto (auto) crítico...
No sé qué hacer en estos casos...
1:01 p. m.
Lo increíble es que tengan cara para salir a la calle, y sean tan cerdos como para poder llevar una vida normal :S
5:19 p. m.
Que dificil! :-|
7:54 a. m.
no tienen paz ni son felices. nadie que hace daño puede tener paz interior, aunque lo parezca.
7:07 a. m.
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