Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las anchas alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor.

junio 26, 2007

El reencuentro

Un día pasó que Ella se levantó y era una viejita.

Entonces le da un dolor que no la deja levantarse, un ahogo repentino como la nostalgia del asma, una calentura misteriosa. Sola. Y llora. Por orgullo no llama a nadie y llora.

Cuando me cuentan, yo me le planto y de brazos cruzados, en un tono seco, le advierto que tiene que ir al médico o por lo menos avisarme.

Ni siquiera me enfrenta, como antes. No hay gritos. Se mira las manos envejecidas con las manchas cafecitas de la edad y se le llenan de agua los ojos

“No” – me dice- “Yo quiero volver a ver a Alejandro

Y se levanta y me deja hablando sola y mientras camina hacia cualquier ventana, se apoya en el vidrio y repite, bajito

“Quiero volver a ver tu papá”

Y entonces soy yo la que llora. Alejandro lleva más de treinta años de muerto.

11 Comments:

Anonymous Anónimo said...

De estos estremecedores era el que esperaba para estos días. Tugo

12:33 p. m.

 
Blogger Humo en tus ojos said...

Un dìa va a pasar.
Y otro día vos vas a llegar ahí también

5:46 p. m.

 
Blogger Maria said...

El inevitable avance de la vida. Yo un día me levante y vi a mi mamás envejecida, por dicha aún esta llena de vitalidad, pero a veces pienso en el día que no este y el corazón llora.

Muy conmovedor tu post¡¡¡¡

11:00 p. m.

 
Blogger Tadaki-30 said...

Que casualidad es la vida, mi madre ronda los 56 años y es necia siempre diciendole tenes que ir al médico y ella 'Para que estoy bien'
El otro dia la llevamos y salio algo extraño en los análisis, hoy la angustia de no saber,esa maldita incertidumbre de la espera nos esta comiendo, y siento que soy yo la que tengo ya 100 años.
NUnca pense que esperar doliera tanto.

10:13 a. m.

 
Blogger furia said...

En octubre del año pasado se nos fue Guga... ella también llevaba muchos, muchos años con ganas de ver a alguien que se había muerto hace tiempo. Me sacaste las lágrimas, Sole.

11:29 a. m.

 
Blogger L. YURÉ said...

El desconsuelo de tu ensayo me recordó la ventisca de ternura que sentí al leer la novela de Susana Tamaro: “Donde el corazón te lleve” (Seix Barral). La cual trata de una abuela que apunto de morir le escribe una docena de cartas (jamás enviadas) a la nieta que crió y vive ahora en el extranjero. Aunque el estilo epistolar no es mi favorito, al final la novelita mejora enormemente, pues hay una escena de Kung Fú espectacular (bromeo).

“Si alguna vez llegas a los ochenta años, comprenderás que a esta edad nos sentimos como hojas a finales de septiembre. La luz del día dura menos y el árbol, poco a poco, empieza a acaparar para sí las sustancias nutritivas. Nitrógeno, clorofila y proteínas son reabsorbidas por el tronco y con ellos se van también el verdor y la elasticidad. Estamos suspendidos en lo alto, pero sabemos que es cuestión de poco tiempo. Una tras otra van cayendo las hojas vecinas: las ves caer y vives en el terror de que se levante viento. Para mí el viento eras tú, la vitalidad pendenciera de tu adolescencia. ¿Nunca te diste cuenta, tesoro? Hemos vivido sobre el mismo árbol, pero en estaciones diferentes…”


“Tal vez los abuelos están considerados como algo tan accesorio que no se requiere un término que especifique su pérdida. De los abuelos no se es huérfano ni viudo. Por un movimiento natural se les deja a lo largo del camino, de la misma manera que , por distracción, a lo largo del camino se abandonan los paraguas.”

11:41 a. m.

 
Blogger Caro said...

La parte triste es saber que ahora solo se puede ver en la memoria, pero eso es mejor que no poder ver del todo.
El tiempo es implacable y desgraciadamente no hay nada que podamos hacer contra esa situacion en general.

:(

9:14 a. m.

 
Blogger maya said...

La verdad... hay algunos de tus posts que me dejan sin palabras...
Un abrazo...

3:34 p. m.

 
Blogger analu said...

No encontré tu mail, así que aquí te la dejo y vos borrás luego el comment.

Berenjena Tipo Musaka

Ingredientes:

4 Berenjenas grandes

Primer relleno
La pulpa de 4 berenjenas
¼ taza de cebolla picada
½ Lb. de carne molida especial
½ taza de tomate picado
2 cucharadas de pasta de tomate
½ taza de caldo de carne
1 cucharada de ajo picado
2 cucharadas de aceite de oliva
1 cucharadita de orégano
Sal y pimienta al gusto

Segundo Relleno
Salsa blanca (Ver receta Salsa Blanca)
1 taza de queso mozzarella rallado

Salsa Final
¾ taza de caldo de carne mezclado con
¼ de taza de crema o nata
Polvo de pan

Preparación:

Cocer las berenjenas enteras, con cáscara y retirar del fuego cuando estén blandas. Dejar enfriar.
Cortarlas por la mitad y, con una cuchara, retirar la pulpa con cuidado de no romper la cáscara. Reservar. Preparar un relleno con los primeros ingredientes.
En una sartén, calentar el aceite, saltear cebolla, tomates y ajos, agregar la carne molida y la pulpa de la berenjena picada. Sofreír unos minutos, sazonar con el orégano, pasta de tomate, sal y pimienta al gusto. Seguir cocinando moviendo de vez en cuando 15 minutos más. Retirar del fuego.
Rellenar las berenjenas; primero con el relleno de carne, después con la salsa blanca.
Rociar con el queso mozarella y agregar la mezcla de caldo de carne y la crema o nata, y espolvorear con polvo de pan.
Colocar en una fuente o placa y hornear 15 minutos a 350 °F.

Consejos
Se puede utilizar carne molida de ternera u otra de su preferencia.
También se le puede agregar albahaca picada, ¼ de taza al relleno.

3:27 p. m.

 
Blogger Julia Ardón said...

Así es...¿ has leído a Elisabeth Kubler Ross?
Te la recomiendo. Vale la pena comenzar por su autobiografía: La Rueda de la Vida, luego lo demás, para entender mejor.

El texto es hermoso porque contiene una verdad poderosa.

9:03 p. m.

 
Blogger Sirena said...

extrañas coincidencias de sentimientos... como siempre.

7:34 a. m.

 

Publicar un comentario

<< Home