Al agua patos!
Hoy me toca una noche larga.
Tengo que empacar: vestido de baño amarillo encendido, gorrita de nadar verde perico, patitas de rana rosas, infladores de brazo y de cintura de colorines, anteojos nadadores tornasoles, paño anaranjado, pantunflas azules y demás implementos para luego de que uno sale empapado (cepillo, cremas, bloqueador, bolsa para ropa húmeda, cosito para guardar aretes), mi patito de hule y un gancho en donde dejar mi ropa de oficina para que no sufra mucho.
Y así todos los martes y los jueves, porque después de mucho buscar logré encontrar piscina en el barrio en el que trabajo y volveré al único deporte que realmente me gusta practicar, el chapoteo olímpico, donde mi expertise consiste en el que casualmente es mi estilo favorito y el único que domino: panza arriba. Ya dije en la oficina “A partir de ahora, los martes y los jueves las reuniones terminan a las 11 y media y no empiezan antes de las 2. Gústele a quien le guste y nada de caritas!”
Desde que nos mudamos al oeste lado tan dizque ezclusivo, ya no puedo ir al mediodía a pelearme con otros abogados el uso exclusivo de un carril que es lo que la mayoría hace a medio día en esa piscina. Y esta nueva tiene el inconveniente que no podré adquirir bronceado salvaje porque es con techito pero me saca de la lista a aspirante a cáncer de piel. En la otra tenía de tichers a todos los sabihondos que se metían a corregirme... en esta voy a tener ticher asignada a ver si acaso supero el estilo poza. Y bueno, al colegio de abogados siempre puedo ir los fines de semana y espantar con caras de ogro a los enanos que juegan a los clavados justo en mi ruta (errática por cierto) de nadado y denunciar con el guarda a los colados y a recordar lo que es nadar en aguas polares.
Para mí pocas cosas superan la sensación del agua… talvez esas veces cuando voy a nadar de madrugada y veo inflamarse el cielo y amanece… o esas otras en que llueve a cántaros mientras estoy nadando y en el fondo del cielo relampaguean los truenos en alegre tormenta (Nota de Sole: Sí, ya sé que con eso corro riesgo de achicharramiento).
Tengo que empacar: vestido de baño amarillo encendido, gorrita de nadar verde perico, patitas de rana rosas, infladores de brazo y de cintura de colorines, anteojos nadadores tornasoles, paño anaranjado, pantunflas azules y demás implementos para luego de que uno sale empapado (cepillo, cremas, bloqueador, bolsa para ropa húmeda, cosito para guardar aretes), mi patito de hule y un gancho en donde dejar mi ropa de oficina para que no sufra mucho.
Y así todos los martes y los jueves, porque después de mucho buscar logré encontrar piscina en el barrio en el que trabajo y volveré al único deporte que realmente me gusta practicar, el chapoteo olímpico, donde mi expertise consiste en el que casualmente es mi estilo favorito y el único que domino: panza arriba. Ya dije en la oficina “A partir de ahora, los martes y los jueves las reuniones terminan a las 11 y media y no empiezan antes de las 2. Gústele a quien le guste y nada de caritas!”
Desde que nos mudamos al oeste lado tan dizque ezclusivo, ya no puedo ir al mediodía a pelearme con otros abogados el uso exclusivo de un carril que es lo que la mayoría hace a medio día en esa piscina. Y esta nueva tiene el inconveniente que no podré adquirir bronceado salvaje porque es con techito pero me saca de la lista a aspirante a cáncer de piel. En la otra tenía de tichers a todos los sabihondos que se metían a corregirme... en esta voy a tener ticher asignada a ver si acaso supero el estilo poza. Y bueno, al colegio de abogados siempre puedo ir los fines de semana y espantar con caras de ogro a los enanos que juegan a los clavados justo en mi ruta (errática por cierto) de nadado y denunciar con el guarda a los colados y a recordar lo que es nadar en aguas polares.
Para mí pocas cosas superan la sensación del agua… talvez esas veces cuando voy a nadar de madrugada y veo inflamarse el cielo y amanece… o esas otras en que llueve a cántaros mientras estoy nadando y en el fondo del cielo relampaguean los truenos en alegre tormenta (Nota de Sole: Sí, ya sé que con eso corro riesgo de achicharramiento).
6 Comments:
Y Sole ha hablado, ni quien quiera hacerte caritas con esa decisión.
Lo mejor es que imagino al patito de hule como tu fiel compañero compartiendo el estilo de nadado.
7:57 p. m.
A mí la natación me parece uno de los mejores deportes que hay, pues además de que trabajás integralmente el cuerpecito, es divertido ya de por sí estar metido en el agua. Sin embargo nunca fue mi fuerte, yo sólo nado perrito (o perrita, para los efectos...)
Que disfrutes mucho tus clases, amiga!
9:51 p. m.
Yo prefiero un jacuzzi, una buena copa de vino y una mejor compañía...podemos tener también el patito de hule...
10:50 a. m.
Ana: Ni el pato no yo imaginamos que fuéramos a terminar tan cansados después de tan solo 45 minutos de chapoteo.
Flo: Noticia: no sirve para la osteoporosis, para eso solo correr.
María: Eso menos el vino más el patito y el el jacuzzi caliente y tipo spa es del tamaño de una pisicina semi olípica, mejor ;)
Tugo: Has ido a la carrera que hacen en Punta leona nadando a mar abierto?
3:14 p. m.
Mejor en el mar, mejor en el mar... yo pensé que ibas para la playa. Iba a mandar encomiendas para la familia sirena.
5:02 p. m.
mmm... yo justamente tengo entre ojos la chapoteada como propósito corrongo de este año (tengo propósitos corrongos y propósitos densos). Estoy esperando a que regresen todos los demás al brete para echarme al agua (no x eso dejaré de echar humo!)... así me congele allá en la piscina de La Provence...
6:19 p. m.
Publicar un comentario
<< Home