Ocurrencias a propó del Día Internacional de la Mujer
Las mujeres de mi generación arreglábamos todo a pellizcos. Los había de todas las modalidades, los que se centraban en el pellejo, los que enchilaban, los que agarraban gordo, los que no hacían nada. Había una cierta vocación de mártires en los compañeritos que insistían en la jodienda, ilusionados con la medalla en el brazo que mostraba un pellizco merecido. Recuerdo a uno, a Alejandro, que destrozado por la fuerza pellizcante y con lágrimas en los ojos, le reconoció galantemente la inmunidad a su atacante: “No le pego solo porque mi papá dice que a las mujeres ni con el pétalo de una rosa”
Hay una librería por la U, a la que cada vez que entro a husmear libritos me saludan más o menos como si fuera el regreso del mismísimo Che Guevara a La Habana “Adelante, compañera, mujer, diosa de la tierra, respeto del género, nostras todas y todos debemos unirnos y unirnas, para lograr la lucha y la victoria por encima del desprecio chovinista” y si no me agacho me dan un abrazo de oso en célebración del encuentro, como si fuéramos unicornios y no el 51% de la población. A mí el feminazismo africanizado me da urticaria. Un día, en lugar de salir corriendo, voy a sacar el ratito y explicar, tecito en mano y libro ajeno en la otra, que no, que yo no me siento especial por ser mujer, que es una condición que venía conmigo, que no la escogí. Que la vagina no me hace más o menos revolucionaria, compañera, combativa o superpoderosa.
No creo que un proyecto hecho solo por mujeres salga mejor que uno de un grupo mixto o solo de hombres. Creo que en el peor de los casos, lo único que puede ser es un bastante más conflictivo por esa tendencia a la viborosidad y. La sensibilidad, la creatividad, la compasión, en cualquiera de sus versiones, no se fija en el sexo asignado.
A veces me pregunto si soy machista. Aprecio la caballerosidad. Me gusta cocinar para un hombre. Me gusta planchar. No me quejo del rol de las mujeres. Lo disfruto. Quiero ser mamá. Pero también soy, en esencia, mandona; no me gusta maquillarme y prefiero los jeans a un vestido y cuando era pequeña quería ser hombre. Resentía la cárcel de sentarme como una señorita, no enseñar los calzonillos y de peinarme.
Nunca, nunca, me han discriminado ni maltratado por ser mujer. Nunca. Por el contrario, he obtenido beneficios que harían lucir como un angelito a la mujer que describe Ester Vilar en el Varón Domado. Dicen que he tenido suerte. Yo creo que es cierto.
Hay una librería por la U, a la que cada vez que entro a husmear libritos me saludan más o menos como si fuera el regreso del mismísimo Che Guevara a La Habana “Adelante, compañera, mujer, diosa de la tierra, respeto del género, nostras todas y todos debemos unirnos y unirnas, para lograr la lucha y la victoria por encima del desprecio chovinista” y si no me agacho me dan un abrazo de oso en célebración del encuentro, como si fuéramos unicornios y no el 51% de la población. A mí el feminazismo africanizado me da urticaria. Un día, en lugar de salir corriendo, voy a sacar el ratito y explicar, tecito en mano y libro ajeno en la otra, que no, que yo no me siento especial por ser mujer, que es una condición que venía conmigo, que no la escogí. Que la vagina no me hace más o menos revolucionaria, compañera, combativa o superpoderosa.
No creo que un proyecto hecho solo por mujeres salga mejor que uno de un grupo mixto o solo de hombres. Creo que en el peor de los casos, lo único que puede ser es un bastante más conflictivo por esa tendencia a la viborosidad y. La sensibilidad, la creatividad, la compasión, en cualquiera de sus versiones, no se fija en el sexo asignado.
A veces me pregunto si soy machista. Aprecio la caballerosidad. Me gusta cocinar para un hombre. Me gusta planchar. No me quejo del rol de las mujeres. Lo disfruto. Quiero ser mamá. Pero también soy, en esencia, mandona; no me gusta maquillarme y prefiero los jeans a un vestido y cuando era pequeña quería ser hombre. Resentía la cárcel de sentarme como una señorita, no enseñar los calzonillos y de peinarme.
Nunca, nunca, me han discriminado ni maltratado por ser mujer. Nunca. Por el contrario, he obtenido beneficios que harían lucir como un angelito a la mujer que describe Ester Vilar en el Varón Domado. Dicen que he tenido suerte. Yo creo que es cierto.
9 Comments:
Si has tenido suerte.
Cada vez que una muchacha como vos piensa así , comienza a darse cuenta una que las cosas sí han cambiado.
Yo siento que pertenezco a la generación de transición, Uds...las que vinieron después ya se pararon sobre muchos de nuestros escombros...pero aún nos falta...
Por suerte cuando una mujer como vos se siente como vos te sentís, nos prueba que valió la pena el feminismo, en cualquiera de sus "sectas" ( que son muchas...jajajja)
Yo, seré feminista hasta que haga falta...amando profundamente a los hombres que nos aman...y tratando de amar a los que no lo entienden aún...
Como dice una calca simpatiquísima: seré post-feminista en el post-patriarcado.
Hay espacios donde todavía cuesta, cuesta...Fijate que me ha impactado mucho cuando hago las entrevistas que estoy haciendo para Arroz y Frijoles que alguna gente, cuando se trata de hablar de inspiración o personajes de la historia solo menciona hombres...y eso no puede ser casualidad...le pasa a las mujeres también...y por suerte hay hombres super feministas que ya lo van entendiendo....sería simpático si de repente apareciera alguien nombrando sólo mujeres...pero eso no se dá. La historia no registra a las Gandhas ni a las Martinas Luteras Queen, ni a las Jesusas, ni a tantas anónimas que también nos construyeron.
Ya no hablo más.
Cariños
6:01 p. m.
Julia me da una enorme lección. Todo se lo debo a las que vinieron antes que yo. Me pregunto entonces qué debo hacer yo por las que vienen atrás.
6:05 p. m.
Creo que yo estoy más cerca de la generación de Julia que de la de Sole, pero al igual que Sole no sentí la discriminación por genero, he sentido la solidaridad y el respeto masculino muchas veces, y yo si me siento especial por ser mujer, ya que si lloro o me emociono frente a una flor o un atardecer nadie me cuestiona, si abrazo a mis amigas nadie lo ve mal. La sociedad patriarcal le ha ocasionado pérdida tambien a los hombres. Pero no por lo anterior desconozco que la inequidad de genero es una realidad y que hay discriminación y abuso contra la mujer y que mucha de la violencia es solo por el hecho de ser mujeres¡
Que hacer?, empezar por nosotras mismas al comprender e identificar esos procesos de desigualdad y luchar contra ellos entendiendo que lo mejor es hacerlo con los hombres incluidos en el proceso¡.
Saludos señoras y feliz día¡¡¡¡
8:21 p. m.
A mi me encanta ser mujer. Claro, porque he tenido mucha suerte y oportunidades y esas cosas. Si me ha tocado ser asquerosamente discriminada solo por eso, pero siempre me ha traído más ventajas que perjuicios. Y cada vez que pienso en eso hago como Sole y me doy cuenta de que estamos "paradas sobre los hombros de mujeres gigantes".
8:41 p. m.
¡La librería! He sentido exactamente lo mismo y una especie de compromiso a que hay que comprar para ser solidaria con la "compañera" negociante...
Tampoco he sido discriminada por ser mujer... y sí, se lo debemos a muchas mujeres que vinieron antes que nosotras. ¿Qué nos toca? Mejor con un café... porque habría que decir cosas políticamente incorrectas.
10:15 p. m.
Vos sabrás qué hacer, mujer...jajjaj...¿ quién soy yo para decírtelo? No permitás además, que nadie te lo diga.
Lo único que debés hacer es vivir tu vida, ser vos misma, seguir siéndolo...usar los privilegios que tenés para asumir tu libertad, y gozarla.
Eso ya es trabajar por las que vienen.
Puta...pensar que tantas no han podido ni siquiera asumir sus propias vidas...pensá en eso...
7:51 a. m.
rico el cafecito por acá con muchachas tan inteligentes y despiertas.
Bonito, bonito, todo me parece bonito...
7:53 a. m.
A mí me gusta ser mujer... con todo lo que me implica. No creo que tenga que hacer bulla por tener coño, pues no lo considero un privilegio. Eso me molesta, digamos: cuando la gente hace bulla por algo que es así y una no escogió.
Me encanta que la ropa de mujer es más bonita: los zapatos, los vestidos de flores, y todas esas culioladas que me gustan. A mí por dicha no me hacían peinarme a cada rato y mi mamá nunca me dijo que me "sentara bien".
Me gusta que mi novio me abra la puerta del carro y me regale flores y me invite a comer. También me gusta invitarlo yo a él y regalarle chocolates, porque le gustan mucho.
No creo que deba ser un issue. Por lo menos para mí, que soy de clase media, con estudios universitarios, trabajo estable e ingresos fijos. Hay otras personas para las que ser mujer se ha perfilado como algo más difícil, y eso sigue siendo tan triste como hace 3 ó 4 ó 5 siglos. No sé... creo que este asunto, como todos, tiene muchos vértices.
12:13 p. m.
Yo al igual creo que me siento cerca de esa generación de Julia Ardon. Me tocó estudiar en la UCR Ingenieria en Informática y la primera clase el profesor dijo 'Que hacen mujeres aqui, deberian estar en educación, o trabajo Social'.
Es fuerte escuchar esto en 1988, pero nos quedamos y nos graduamos más mujeres que hombres.
Yo me siento feliz de ser mujer, no porque me abran la puerta del coche(que es muy galante. Me siento feliz por ser capaz de hacer todo lo que hago todo los días como madre,compañera de vida, profecional. Sigo siendo feminista hasta el dia que el machismo no domine nuestras mentes.
Y pienso que le debo mucho a la mujeres que murierón, y lucharón para que nosotras tengamos hoy un mejor lugar en la sociedad. Pero aún falta mucho por hacer.
10:45 a. m.
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