All that Jazz
Ya decidí que me fascinan las ciudades con ríos, cruzar puentes, ver el agua, sentir la brisa. No importa que no tengan ambiente de puerto. Hay algo que me hace sentir el río dentro de mí. Chicago me recuerda a Buenos Aires. Y el río, a Valdivia. Y Valdivia me recuerda que el que navega el Calle Calle, regresa. Y a mí ya me pican los pies por volver.
Las cosas aquí están diferentes. Los precios han subido mucho, incluso en las tiendas de descuento. Lo que costaba diez hoy cuesta treinta. La comida hasta de Mc Donalds tiene precio de gourmet. En el banco, solo me piden el pasaporte para abrirme una cuenta con todo y chequera. Supongo que no deben tener mucha clientela. Sobrevivo a punta de cocas lai tibias y papitas.
El edificio postal más grande de los Estados Unidos está abandonado con las ventanas quebradas. En ese edificio se filmaron las películas del Caballero de la Noche. Esta es la verdadera Ciudad Gótica.
El secretario de Thomas Alba Edison le regaló 33 millones a la ciudad en 1920, para que construyeran un edificio imponente para la ópera. En 1929, la crisis financiera lo dejó sin un cinco. Lo encontraron muerto tres años después en el metro de Paris, se cree que fue un suicidio. ¿Cómo alguien acumula esa cantidad de plata? ¿Cómo la pierde tan rápido? ¿A quién se hace harina para amasar esa fortuna, diría Manolito?
Otro arruinado de la ciudad le vendió el edificio que le había costado 40 millones, en apenas 11 a un tal Joseph P Kennedy, en plena depresión. El señor Kennedy, muy prevenido, tenía sus ahorritos de estar traficando con licor durante la prohibición. Desde entonces y a la fecha, el gerente del edificio es miembro de la familia real gringa. El año pasado, vendieron la inversioncita en 600 millones de dólares.
Hay edificios que en la punta tienen detalles góticos, diosas de cereales, relojes, pirámides, estructuras metálicas, templos griegos, y dos enormes que eran antes templos masones. Quisiera saber qué hacían tantos masones en Chicago.
En las noches se iluminan los rascacielos. Aquí a nadie le importa eso de ahorrar energía. Hay edificios impresionantes, miles de ventanas de todos los colores, arquitectos de diseño, esculturas por todas partes. Plata para botar, mientras medio mundo se muere de hambre.
En aquel edificio nominaron hace muchos años a Abraham Lincoln. Hoy, en el edificio Pepsi un hombre negro acepta la nominación presidencial por el partido demócrata. Otra maravillosa coincidencia: Clinton y yo estamos en la misma ciudad, al mismo tiempo. Here Kitty, Kitty!
“My name is Da-vid, not Deivid, but Da-vid”-. Yo sonrío y me detengo a ver qué me quiere decir David (Daví, Da-ví, no mi vida, ni mi amol ni mi negro, Da-ví – de fresa y chocolate). Me dice que por 22 dólares al mes puedo salvarle la vida a un niño de uno de los países escogidos, entre los que no está Costa Rica, pero sí Chile, la primera economía de América, tiene gringos que piden en la calle para sus chiquitos que se mueren de hambre. Le digo que prefiero hacer algo back home con esa plata y me muerdo la lengua para decirle que talvez se podría hacer algo si este país le diera la gana renunciar a la opulencia, a la guerra o al desperdicio.
Debe ser difícil promocionar una ciudad donde el ciudadano más notable fue un jefe de la mafia. Abundan las camisetas y recuerditos de Al Capone, pero ninguno de Elliot Ness o de los Intocables.
Hoy, a las 6 y 30, Bajofondo tocó en el parque que queda aquí a la vuelta, de gratis, en un concierto al aire libre.
Las cosas aquí están diferentes. Los precios han subido mucho, incluso en las tiendas de descuento. Lo que costaba diez hoy cuesta treinta. La comida hasta de Mc Donalds tiene precio de gourmet. En el banco, solo me piden el pasaporte para abrirme una cuenta con todo y chequera. Supongo que no deben tener mucha clientela. Sobrevivo a punta de cocas lai tibias y papitas.
El edificio postal más grande de los Estados Unidos está abandonado con las ventanas quebradas. En ese edificio se filmaron las películas del Caballero de la Noche. Esta es la verdadera Ciudad Gótica.
El secretario de Thomas Alba Edison le regaló 33 millones a la ciudad en 1920, para que construyeran un edificio imponente para la ópera. En 1929, la crisis financiera lo dejó sin un cinco. Lo encontraron muerto tres años después en el metro de Paris, se cree que fue un suicidio. ¿Cómo alguien acumula esa cantidad de plata? ¿Cómo la pierde tan rápido? ¿A quién se hace harina para amasar esa fortuna, diría Manolito?
Otro arruinado de la ciudad le vendió el edificio que le había costado 40 millones, en apenas 11 a un tal Joseph P Kennedy, en plena depresión. El señor Kennedy, muy prevenido, tenía sus ahorritos de estar traficando con licor durante la prohibición. Desde entonces y a la fecha, el gerente del edificio es miembro de la familia real gringa. El año pasado, vendieron la inversioncita en 600 millones de dólares.
Hay edificios que en la punta tienen detalles góticos, diosas de cereales, relojes, pirámides, estructuras metálicas, templos griegos, y dos enormes que eran antes templos masones. Quisiera saber qué hacían tantos masones en Chicago.
En las noches se iluminan los rascacielos. Aquí a nadie le importa eso de ahorrar energía. Hay edificios impresionantes, miles de ventanas de todos los colores, arquitectos de diseño, esculturas por todas partes. Plata para botar, mientras medio mundo se muere de hambre.
En aquel edificio nominaron hace muchos años a Abraham Lincoln. Hoy, en el edificio Pepsi un hombre negro acepta la nominación presidencial por el partido demócrata. Otra maravillosa coincidencia: Clinton y yo estamos en la misma ciudad, al mismo tiempo. Here Kitty, Kitty!
“My name is Da-vid, not Deivid, but Da-vid”-. Yo sonrío y me detengo a ver qué me quiere decir David (Daví, Da-ví, no mi vida, ni mi amol ni mi negro, Da-ví – de fresa y chocolate). Me dice que por 22 dólares al mes puedo salvarle la vida a un niño de uno de los países escogidos, entre los que no está Costa Rica, pero sí Chile, la primera economía de América, tiene gringos que piden en la calle para sus chiquitos que se mueren de hambre. Le digo que prefiero hacer algo back home con esa plata y me muerdo la lengua para decirle que talvez se podría hacer algo si este país le diera la gana renunciar a la opulencia, a la guerra o al desperdicio.
Debe ser difícil promocionar una ciudad donde el ciudadano más notable fue un jefe de la mafia. Abundan las camisetas y recuerditos de Al Capone, pero ninguno de Elliot Ness o de los Intocables.
Hoy, a las 6 y 30, Bajofondo tocó en el parque que queda aquí a la vuelta, de gratis, en un concierto al aire libre.
4 Comments:
¡qué bonito! ¿vas a ir a buscar a Bill?
12:13 p. m.
Sole, si te gusta la comida tailandesa, buscate el restaurante Dao. Está un par de cuadras al este de Michigan Avenue, no recuerdo en qué calle, pero ahí averiguás. Vas a comer riquísimo, y no tan caro!!
8:27 p. m.
Sole: 203 E. Ohio St. Si vas me los saludás, les decís que de parte del tico que los visitaba desde que el restaurante estaba del otro lado de Michigan!!!
8:38 p. m.
Sirena: Hubiera ido. Me hubiera quedado a domir en el Lobby, pero era en denver, no aquí. la pelada es mía.
Dean: Fui y me asomé y no me animé!
5:47 a. m.
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