La llevo
A solicitud de Ilana, la lista de algunas de mis vergüenzas:
1. Usé tacones bajos y pantalones todos los días del mundo hasta hace muy poco tiempo, porque me acomplejaba mucho ser tan alta. Ahora uso minifaldas y tacones diez, a mucha honra. Sin embargo, me sigue incomodando cuando alguien me pregunta si jugué basket en el colegio o comentan sobre las bellezas y las ventajas de ser alto. Me surgen instintos asesinos cuando algún malparido me dice que camine recta. Y hay uno en particular que lleva comprados como 99 numeritos. Tate!
2. Tengo una fascinación morbo erótica por los vampiros, desde que vi a este a los 8 años, temblando debajo de las cobijas y abrazada de Mimí. Veo todas las películas de vampiros y leo los libros (recomiendo The Historian) y estoy esperando que Daniel Day Lewis o Jeremy Irons acepte algún papel de ese tipo. Tengo ropa que califico como mis trajes de vampiro. Quisiera tener las bolas para comprarme una capa roja enorme de terciopelo o vestirme de gótica de vez en cuando. Not black, but classy. De mucho crumpled velvet.
3. Mis pies son realmente espantosos, desde cualquier punto de vista. Ando siempre con medias cortas, aun en la playa o en los días calientes. Muestra de una confianza y una entrega absoluta con alguien es cuando me animo a andar sin mis eternas medias. No tengo un solo par de sandalias.
4. Tuve durante años la seguridad que no pasaría de los 32 años, igual que mi papá. Desde que pasé el límite, he perdido el tiempo lastimosamente porque no sé qué hacer con toda la vida que me queda por delante.
5. Me chupé el pulgar derecho hasta que me pusieron frenillos, mismos que luego usaba para rallar el mango cele en los alambres. Los frenillos no sirvieron para ni mierda. El pulgar derecho quedó más flaco que el izquierdo. Me chupaba el dedo a la vez que me hacía colochitos en el pelo lacio. Los colochitos aun me los hago cuando estoy triste, nerviosa o tengo sueño. En mi familia, eso se conoce como “jalarse el pelo” y solo lo padezco yo.
6. Empecé a usar malas palabras ya de adulta y ahora, gracias a la práctica y juntas como el Patán, me la juego de palo a palo como los grandes y pongo rojo hasta al más pintado.
7. Me gusta mucho contar chistes y adoro los títeres y las marionetas. Tengo un muñeco de ventriloquia, que se llama Alejandro. Durante un tiempo fui con el al Hospital Nacional de Niños.
8. Le hago vocecitas chineadas a Fuser, mi perro, que en esa fantasía oral habla como un bebé demasiado consentido con poco conocimiento gramatical que se refiere a si mismo como MI y dice cosas como quiervo (por quiero), vidiosos (por envidiosos), y es zopetas, por ejemplo, dice Zi, mi favorito personal. Es, en cierta forma mi alter ego. Tal vez me hubiera gustado ser una niña querida hasta el exceso. Tal vez mejor que no. De qué hubiera escrito?
8.5 Siempre me ha enorgullecido parecerme físicamente a mi papá y me hace mucho ruido que alguien me diga que me parezco a Ella. Sí, necesito ir a un psicólogo, terapeuta o psiquiatra.
Entonces, si quieren y si no, no es problema, quien se apunte lo asume y sí no, pues ya les mostré una esquinita del lado oscuro de esta isla.
1. Usé tacones bajos y pantalones todos los días del mundo hasta hace muy poco tiempo, porque me acomplejaba mucho ser tan alta. Ahora uso minifaldas y tacones diez, a mucha honra. Sin embargo, me sigue incomodando cuando alguien me pregunta si jugué basket en el colegio o comentan sobre las bellezas y las ventajas de ser alto. Me surgen instintos asesinos cuando algún malparido me dice que camine recta. Y hay uno en particular que lleva comprados como 99 numeritos. Tate!
2. Tengo una fascinación morbo erótica por los vampiros, desde que vi a este a los 8 años, temblando debajo de las cobijas y abrazada de Mimí. Veo todas las películas de vampiros y leo los libros (recomiendo The Historian) y estoy esperando que Daniel Day Lewis o Jeremy Irons acepte algún papel de ese tipo. Tengo ropa que califico como mis trajes de vampiro. Quisiera tener las bolas para comprarme una capa roja enorme de terciopelo o vestirme de gótica de vez en cuando. Not black, but classy. De mucho crumpled velvet.
3. Mis pies son realmente espantosos, desde cualquier punto de vista. Ando siempre con medias cortas, aun en la playa o en los días calientes. Muestra de una confianza y una entrega absoluta con alguien es cuando me animo a andar sin mis eternas medias. No tengo un solo par de sandalias.
4. Tuve durante años la seguridad que no pasaría de los 32 años, igual que mi papá. Desde que pasé el límite, he perdido el tiempo lastimosamente porque no sé qué hacer con toda la vida que me queda por delante.
5. Me chupé el pulgar derecho hasta que me pusieron frenillos, mismos que luego usaba para rallar el mango cele en los alambres. Los frenillos no sirvieron para ni mierda. El pulgar derecho quedó más flaco que el izquierdo. Me chupaba el dedo a la vez que me hacía colochitos en el pelo lacio. Los colochitos aun me los hago cuando estoy triste, nerviosa o tengo sueño. En mi familia, eso se conoce como “jalarse el pelo” y solo lo padezco yo.
6. Empecé a usar malas palabras ya de adulta y ahora, gracias a la práctica y juntas como el Patán, me la juego de palo a palo como los grandes y pongo rojo hasta al más pintado.
7. Me gusta mucho contar chistes y adoro los títeres y las marionetas. Tengo un muñeco de ventriloquia, que se llama Alejandro. Durante un tiempo fui con el al Hospital Nacional de Niños.
8. Le hago vocecitas chineadas a Fuser, mi perro, que en esa fantasía oral habla como un bebé demasiado consentido con poco conocimiento gramatical que se refiere a si mismo como MI y dice cosas como quiervo (por quiero), vidiosos (por envidiosos), y es zopetas, por ejemplo, dice Zi, mi favorito personal. Es, en cierta forma mi alter ego. Tal vez me hubiera gustado ser una niña querida hasta el exceso. Tal vez mejor que no. De qué hubiera escrito?
8.5 Siempre me ha enorgullecido parecerme físicamente a mi papá y me hace mucho ruido que alguien me diga que me parezco a Ella. Sí, necesito ir a un psicólogo, terapeuta o psiquiatra.
Entonces, si quieren y si no, no es problema, quien se apunte lo asume y sí no, pues ya les mostré una esquinita del lado oscuro de esta isla.
10 Comments:
Me dejaste con ganas de ver al vampiro.
Los pies?
Tenés el mismo "complejo" de Naomi Campbell...decime vos...
;)
8:53 p. m.
De mi parte tenés un 10 en la tarea, aunque no veo como Alejandro puede calificar como una de tus verguenzas.
Me encanta la de los tacones, yo apenas me comienzo a hacer amiguita de algunos de ellos... pero no creo poder llegar a tanto!
pd: el link del vampirin no funciona bien
8:55 p. m.
Creo recordar que yo era uno de los que te hablaba de lo bueno que es ser alto...
9:55 p. m.
Uyyy, el encuentro con Alejandro no es apto para todos los televidentes. (calosfríos)
Tugo
4:37 p. m.
Te conozco, mosco... a vos:
1) no te avergüenza contar chistes y ser ventri"loquita", TE ENCANTA.
2) no te avergüenza ser mal hablada, TE ENORGULLECE.
3) No te avergüenzan los ruiditos que hacés con Fuser, LE DAS RIENDA SUELTA A TU INSTINTO MATERNO.
Saludos...
4:40 p. m.
Julia: al menos Naomi compensa con el resto.
Humo: es que vieras cuando ese muñeco se descontrola, pasamos unas...
El vampiro era de una serie que pasaban en canal 6 que se llama The Curse of Dracula, el actor se llama Michael Nouri.
Vallo: ah, pero es que es diferente cuando viene de alguien alto. De hecho, gracias a vos el complejo fue cediendo.
Tugo: no me daba miedo, sabés? pensaba que era algo que ocurriría, sin más, como pagar un tele.
Dean: debo rectificar y aclarar que las malas palabras afloraron gracias a juntas como el Patán y VOS... en todo lo demás, guilty as charged.
7:44 p. m.
No me entendiste, el miedo me dió a mí!
Tugo
9:01 a. m.
completamente identificada con el apartado de chupa-dedo. Mis tíos me quitaron el placer con el timo de que el el kínder TODO el mundo se iba a reir de mí. No lo perdono. NO.
10:19 a. m.
De qué hablas, Willys? ;-)
7:57 p. m.
ya, ya llegué a mi país, ya pude leer con el tiempo merecido...
mirá vos que yo también me chupaba el dedo hasta los 9 años y sólo lo dejé por culpa de los malditos aparatos metálicos que me obligaron... hasta a veces me pregunto que si me hubieran dejado chupar el dedo hasta el cansancio, tal vez no tendría yo las mismas fijaciones con el género opuesto... (quién sabe, tema para la terapeuta sin duda!)
eso de hablar en voces, ya me lo sabía ;)
y por supuesto, (como siempre) gracias por consentir mis caprichos :D
11:43 p. m.
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